Según el orden de Melquisedec
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de profeta, sacerdote y rey-
Introducción
Una de las promesas más esperanzadoras para el cristiano se refiere a la expectativa de avanzar el reino venidero y llegar a ser con Cristo reyes y sacerdotes, es tal el énfasis puesto en esto que uno puede llegar a desvincular lo que uno hace en el presente siglo del mundo por venir, más sin embargo ambas temporalidades están estrechamente relacionadas y es más: condicionadas, siendo que la segunda depende de la primera, pero si en el reino venidero se será, si es que uno alcanza a ser considerado digno, rey y sacerdote, ¿qué se es en el presente tiempo?
La figura del cristiano necesaria ye exclusivamente tiene su referente en la figura del Mesías, Jesucristo, nuestro Señor y Salvador; Él, tal como lo presenta la Escritura, reunió en su persona las funciones de profeta, sacerdote y rey, cada una de ellas con cierta preponderancia en la temporalidad de la historia humana. En este sentido, si estamos llamados a ser imagen de Su persona es necesario luego entonces que de igual manera reunamos en cada uno de nosotros las funciones de profeta, sacerdote y rey.
Ahora bien, estas funciones, si bien forman parte intrínseca de los llamados a salvación en el presente siglo, tienen, al igual que en el caso de cristo, un orden de preponderancia en la temporalidad actual, de igual forma, como condicionante de esas funciones, existen tres momentos: la elección, la unción y el desempeño.
Entender esto es de suma importancia pues lleva de manera natural a entender las leyes relativas a las funciones de profeta, sacerdote y rey, así es: leyes, es decir, normas necesarias que deben cumplirse para poder desempeñar estas funciones, normas relacionadas con la unción y la función que dependen de uno, y no tanto con la elección que libremente depende de Dios.
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