Formación · I+D+i · Consultoría
Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Todos los derechos reservados ©  Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.


AVISO LEGAL    AVISO DE PRIVACIDAD

Desarrollo Empresarial · Gestión Universitaria · Liderazgo Emprendedor
Artículos

Muerto a la ley por la Ley

-Temporalidad y perpetuidad de las leyes de Dios-




Introducción


Sin dudad alguna que el tema de la Ley, así con mayúsculas, entendida como la legislación dada por Dios, es un punto de controversia para los cristianos. Mientras que unos consideran que la Ley ha sido superada con el sacrificio redentor de Jesús y el advenimiento de lo que llaman gracia, otros por el contrario señalan que dado que la Palabra de Dios es eterna la Ley, de hecho toda la Ley, subsiste.


Así que tenemos dos grupos extremos: los que dicen que la Ley ya no está vigente y los que dicen que la Ley sí está vigente. Pero no sólo hay dos grupos ya que además de esos dos puntos irreconciliables existe otro grupo, uno pequeño por cierto, que reconoce que sólo parte de la Ley está vigente. ¿Parte de la Ley? Así es. Parte de la Ley. ¿Cuál deseos tres grupos grupo tendrá la razón, escrituralmente hablando?


Si bien la pregunta anterior es algo que se desarrollará en la presente obra, lo primero que se desea hacer notar es la practicidad de las tres posturas anteriores, es decir, si alguien no supiera mucho de la Escritura, mucho menos tuviera estudios formales o empíricos acerca de la Ley, viendo las acciones de los tres grupos anteriores, ¿sobre cuál de las tres posturas se decantaría la opinión de que es la correcta? Veamos.


El primer grupo, es decir, aquellos que señalan que dado el sacrificio redentor de Jesús, con el advenimiento de la gracia, la Ley ha sido superada quedando por lo tanto no vigente, tiene un comportamiento contradictorio ya que por un lado sostienen eso, pero por otro retienen conceptos de la Ley como de aplicación universal obligatoria. ¿Por ejemplo? El no matar, el no robar, el no mentir, el no adulterar, el no codiciar. ¿Cómo puede conciliarse por un lado el que señalen que la Ley ya no está vigente mientras que por otro hacen el cumplimiento de la misma requisito ineludible para la salvación?


Luego tenemos el otro grupo, el de aquellos que señalan que el advenimiento de la gracia, si bien nos granjeó la salvación, no por ello nos eximió del cumplimiento de la Ley, y dado que la Palabra de Dios es eterna, la Ley, toda la Ley, permanece y debe ser cumplida, con todo y todo este grupo también tiene un comportamiento contradictorio ya que si bien señalan la obligatoriedad actual en cumplir la Ley, por otro buscan explicaciones rebuscadas para tratar de justificar el no cumplirla completamente. ¿Por ejemplo? Las ordenanzas relativas a la manera exacta de cumplir las fiestas ordenadas por Dios en el Antiguo Testamento (aduciendo que dado que el Templo no está en pie esto no puede ser cumplido) o las ordenanzas sobre penas capitales (muerte) ante ciertas violaciones a la Ley (aduciendo que no hay Sumo Sacerdotes ni cuerpo religioso que pueda dictaminarla). Si la iglesia ha venido a ser el Templo de Dios, el Cuerpo de Cristo, y las autoridades establecidas en ella tienen todo la autoridad que Cristo les dejó, ¿cómo conciliar la explicación anterior con su postura de la necesidad de cumplir la Ley en su totalidad?


Si bien ambos grupos tienen explicaciones más que suficientes para tratar de justificar la contradicción que surge de comparar sus dichos y sus hechos, ¿qué nos muestra la realidad? Que tanto uno como otros, independientemente de sus creencias, cumplen ciertas disposiciones de la Ley mientras que no cumplen con ciertas otras. ¿Y cuál era la postura del tercer grupo? ¡Precisamente esa: que hay ciertas partes de la Ley vigente mientras que otras han dejado de tener obligatoriedad!


Así que si a la práctica doctrinal vamos de los tres grupos, los tres coinciden en lo anterior, aunque en su dogma doctrinal digan otra cosa, siendo así, alguien que no supiera mucho de la Escritura, mucho menos tuviera estudios formales o empíricos acerca de la Ley, viendo las acciones de los tres grupos anteriores, ¿sobre cuál de las tres posturas se decantaría la opinión de que es la correcta? Necesariamente tendría que ser sobre la tercera, la única al menos congruente entre lo que se dice y lo que se hace, siendo que las otras tres la apoyan al menos de manera práctica.


Pero bueno, esa es simplemente una idea inicial, interesante por cierto, que permitirá abrir al análisis sobre el punto de la perpetuidad y de la temporalidad de la Ley.


Que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros abra la mente y el corazón para que el entendimiento correcto sobre este tema sea comprendido, conforme a Su voluntad y para Su mayor gloria en Cristo Jesús.


Descargar / leer desde

Solicitar vía correo