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Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

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Artículos

Introducción


El libro de Revelación, el último de la Biblia en ser concluido, con el que termina de atarse la Ley y el Testimonio (Isaías 8:16), es como su nombre lo indica un libro que corre el velo sobre verdades que deben ser conocidas por el  Pueblo de Dios y que al igual que toda la Escritura “es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,  a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).


A pesar de esto, el mensaje de este libro siempre ha sido motivo de especulación y, por consecuencia, de erradas interpretaciones.

Los cuatro principales errores en los que se incurre cuando se aborda el mensaje del libro de Revelación son creer que éste está en orden cronológico, creer que todo se refiere exclusivamente al tiempo del fin, tomar sus expresiones de manera literal, y no dejar que la Biblia se interprete a sí misma.


Respecto del primer error, creer que éste está en orden cronológico, podemos verlo cuando se lee de principio a fin creyendo se trata de la trama de una historia cuyos sucesos se van concatenando uno a otro, lo cual no necesariamente es así. Por ejemplo, en Revelación 1:7 se muestra al Hijo del Hombre viniendo en Su gloria, aunque todavía no se revela el resto del libro, siendo que no es sino hasta Revelación 19:11-16 se da la visión completa de Su segunda venida.


Con relación al segundo error, creer que todo se refiere exclusivamente al tiempo del fin, es cuando quien lee el mensaje del libro, tal vez por cuestiones históricas, culturales o religiosas que siempre se han referido al mismo como lo que pasará al final de los tiempos, supone que se refiere precisamente a lo que pasará al término de este siglo, lo cual tampoco es así, no al menos en la totalidad del mensaje. Por ejemplo, el relato de la mujer y el dragón de Revelación 12 se refiere tanto a la congregación de Israel del Antiguo Testamento de la cual y en la cual nace el Hijo de Dios (Revelación 12:1-2, 5) como a la iglesia de Dios del Nuevo Testamento (Revelación 12:6, 13-17) quien es perseguida después de la venida de Jesús a la tierra, con lo que se abarcan miles de años de historia.


El tercer error, tomar sus expresiones de manera literal, se da cuando quien lee el mensaje de este libro lo interpreta tal como está escrito, lo cual tampoco es así, simplemente nadie esperaría ver saliendo del mar una “bestia [con] siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo” (Revelación 13:1), u “otra bestia que [suba] de la tierra; y [tenga] dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero [hable] como dragón” (Revelación 13:11), es más que evidente que se trata de símbolos que deben interpretarse.


El cuarto y último error, que es lo opuesto al anterior, se refiere a no dejar que la Biblia se interprete a sí misma. En este incurre quien al leer su mensaje, sabiendo se trata en su mayoría de símbolos que deben interpretarse, comienza a dejar a volar su imaginación adjudicando a los mismos interpretaciones que según el lector explican el mensaje aunque en realidad terminan ocultándolo. Por ejemplo, en Revelación 6:2 está la visión de “un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer” que muchos interpretan sólo por la descripción es Jesús, cuando, como se verá cuando se aborde ese capítulo, no es así, si es que uno se atiene a la escritura; o el caso del número de la Bestia de Revelación 13:18 que tal vez sea uno de los más llevados y traídos pero que cuando se aplica la escritura éste cobra claridad.


Pero el Pueblo de Dios no debe estar en confusión, máxime cuando Dios mismo ha expresado que Él revela sus designios a sus fieles (Amós 3:7-8), mientras que “los ignorantes e inestables [los] tuercen--como también tuercen el resto de las Escrituras--para su propia perdición”  (2 Pedro 3:16). Ahora bien, hay que tener muy en claro que “que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada” (2 Pedro 1:20), “porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia” (Proverbios 2:6), siendo así que debemos allegarnos a Él solicitando que a través de Su Santo Espíritu nos guíe a la verdad (Juan 16:13), conforme a Su voluntad y para Su mayor gloria (1 Corintios 10:31).


Para abordar el libro de Revelación lo primero que debemos entender es que no es un solo tema el que se trata sino varios, y así como el Antiguo Testamento gira en torno a la congregación que en su momento era el Pueblo de Israel, el Nuevo Testamento gira en torno al Pueblo de Dios, Su iglesia, por lo que los temas del libro de Revelación giran en torno a la iglesia de Dios.


Estos diferentes temas no son consecutivos sino simultáneos, dicho de otra forma se superponen unos a otros para dar una visión general de la historia de la iglesia durante los últimos dos mil años, como se irá mostrando cuando se aborde su contenido.


De manera general se presenta en la obra un esquema cronológico que corresponde a la manera en que se abordan los diferentes temas que trata el libro de Revelación, en el entendido que la explicación del esquema mismo así como del contenido del libro de Revelación se irá desarrollando a lo largo de este libro.


Como puede verse, el mensaje de los tres ángeles, el mensaje a las siete iglesias, los siete sellos que se abren, las plagas (primero las siete trompetas y después las siete copas), los dos testigos, la iglesia, la Bestia, y la Ramera son temas que suceden al mismo tiempo en el transcurso de los dos mil años de la iglesia, hay temas adicionales como la introducción, la visión del trono y del  libro sellado, el mensaje de ánimo o el cántico de los redimidos que son de un momento y que sirven de enlace en los temas, por último el tema del Gran Día así como del Milenio y más salen de la historia de la iglesia y apuntan hacia un futuro cuando Jesús regrese y el Reino de Dios se instaure en la tierra.  Ese esquema es la forma en que se irán presentando los temas y todo esto se irá desarrollando al abordar cada tema.


En ese mismo esquema pueden verse no solo los capítulos y versículos, tanto del libro de Revelación como del resto de la Biblia, aplicables a cada tema sino también la correlación con los Puntos Doctrinales (P.d.), el Instructor de la Verdad I y II (i.v. y i.v. II), y Razones y Principios (R y P), esto para cuidar la ortodoxia de la iglesia de Dios.


Por último, es necesario aclarar que los comentarios sobre el libro de  Revelación no son detallados ni exhaustivos sino una guía que facilite su comprensión siendo las citas bíblicas que se den, así como la correlación con los Puntos Doctrinales, el Instructor de la Verdad I y II, y Razones y Principios, a los que el estudioso de este libro debe acudir, pidiendo a Dios su guía, para una comprensión mayor en cuanto alcance y profundidad.


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