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Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

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¿DE QUÉ TRATA ESTE E-BOOK?
(INTRODUCCIÓN)


Los procesos de integración regional, que adquirieron un dinamismo a partir de la década de los 80´s, han devenido en procesos que no solo propugnan por una liberalización del comercio y una facilitación de la inversión, sino que han incluido en sus agendas temas tan diversos como medio ambiente, derechos humanos, movilidad laboral, seguridad energética y nacional, que obligan a un constante y renovado análisis del desarrollo, situación y perspectivas de dichos procesos de integración.

Asia Pacífico, como una de las más dinámicas regiones del mundo que propugnan por procesos de integración, no queda excluida de la dinámica anterior. Para mantener la vigencia de la visión que sobre la región se tiene, reconocidos especialistas en el área plasman en el presente trabajo las conclusiones más recientes sobre los procesos que en ella se dan.

En su trabajo “La vinculación de Corea con América Latina y México tras 50 años de relaciones diplomáticas: realidades y desafíos”, Juan Felipe López Aymes se basa en el supuesto de que la vinculación de Corea con Latinoamérica está relacionada con la dotación de los recursos que poseen ambas partes y el acceso a mercados, su planteamiento gira en torno a que esto crea una relación interdependiente en la que Corea debe vencer muchos obstáculos para poder asentar su posición como socio confiable respecto a sus contrapartes latinoamericanas, especialmente con México. La conclusión que nos plantea refiere que la vinculación de Corea con México y América Latina es una estrategia relativamente reciente que obedece principalmente a imperativos económicos. Es muy importante para México que Corea se involucre, especialmente para que contribuya a diversificar las relaciones económicas y funja como contrapeso a la creciente y abrumadora presencia de China. Esta es una preocupación mutua, ya que Corea también necesita mantener abiertas las economías de sus socios no tradicionales. El lograr que la sociedad latinoamericana, los gobiernos y sus negocios se interesen en fomentar una actitud de colaboración hacia Corea es un desafío de gran importancia. Una manera de superar este reto y las consecuencias que conlleva, podría ser mediante la participación activa en los mecanismos regionales y asociarse con Estados Unidos en proyectos que contribuyan genuinamente al desarrollo de la región en infraestructura educativa y avances tecnológicos.

En el capítulo referido a “América Latina y México en la política exterior de la República de Corea”, Ángel Licona Michel y Fátima Ashanty Rojo Cisneros muestran cómo es que a pesar de tener acercamientos con más de 30 países, de acuerdo a la relevancia en el contexto internacional y al crecimiento de la economía de Corea del Sur, sus nexos de mayor importancia son con los Estados Unidos de América, Canadá, México, Brasil, Chile, Perú y Argentina, los cuales tienen mercados más extensos que permiten a las empresas surcoreanas incrementar sus niveles de producción para acercarse por medio de la exportación e importación de bienes a los consumidores de estos mercados; de la misma forma presentan un análisis acerca de la evolución en las relaciones diplomáticas por parte de Corea del Sur con los países de América y México. Entre otras conclusiones ambos investigadores nos refieren a que el acercamiento entre Latinoamérica y Corea del Sur puede incrementar sus relaciones a través de la búsqueda de vínculos más fuertes, y no solo económicos, sino también políticos y socioculturales, para que así pueda haber una mayor comprensión recíproca, en el caso específico de México, los intereses que tienen en común, permiten que las relaciones tengan varias situaciones dependido del contexto internacional. De la misma forma y sobre este último punto se hace un énfasis en que México no ha realizado un esfuerzo notorio para fortificar las relaciones con Corea del Sur, por lo tanto consideramos que debe buscar áreas de oportunidad en los sectores de alta tecnología en lo que ha logrado sobresalir Corea del Sur, entre ellos, la electrónica, petroquímica, naval, automotriz y acereras. Asimismo generar un vínculo en materia cultural y educativa que les permita un mayor entendimiento sobre ambas culturas, y con ello mitigar o eliminar las barreras que nos alejan de mercado dinámicos.

En su trabajo “¿El Capítulo 14 del Acuerdo de Asociación Económica México y Japón como modelo? La agenda de cooperación en el posible mecanismo económico bilateral entre México y Corea del sur”, Carlos Uscanga señala que después de la incorporación de México dentro de la última etapa de las rondas de discusión del Transpacific Partnership Agreement (mejor conocido por sus siglas TTP), se anunció la posibilidad del reinicio de las negociaciones bilaterales con Corea del Sur, suspendidas desde el verano del 2008. De lograr esa reapertura, sin lugar a dudas, estará sustentado en la capacidad política y habilidades negociadoras de los nuevos responsables de la política comercial de México. Empero de manera independiente, es interesante conocer las diferentes opciones que el documento final pudiera contener y en lo particular cómo se integraría el eje de cooperación dentro del nuevo instrumento comercial. Sí se toma en cuenta la experiencia del Acuerdo de Asociación Económica (AAE o por sus siglas en inglés, EPA, Economic Partnership Agreement)) entre México y Japón, podrían derivarse algunos puntos referenciales que pudieran servir de base para la negociación con el gobierno sudcoreano. En este sentido, su trabajo ponencia buscará explorar, tomando en cuenta el capítulo o apartado 14 del AAE México-Japón, cómo pudiera moldearse – si fuera el caso- un capítulo similar o ampliado para el caso de Corea. Una pregunta adicional que pudiera derivarse es sí el principio de “subsidiaridad” pudiera estar o no presente en el caso de las acciones en el rubro de cooperación que pudiera tener el futuro AAE con Corea del Sur.

La colaboración titulada “Tendencias y perspectivas Corea del Sur“, Roberto Celaya Figueroa, Rodolfo Valenzuela Reynaga y Zulema Ruiz Rosas, tomando como referencia el hecho de que el crecimiento de Corea fue de 60% en los 60´sy 70´s y de cerca del 90% en los 80´s y 90´s cayendo a 70% en la primera década del año 2000 y con la premisa de que establecer las tendencias y perspectivas nos permitirá desarrollar escenarios de desarrollo para esta nación cuya economía es la cuarta más grande de Asia, proponen los siguientes objetivos para su investigación presente trabajo son el de (1) Presentar un marco de referencia que permita entender el modelo de desarrollo del este asiático, (2) Presentar un marco de referencia que permita entender el modelo de desarrollo de Corea del Sur, y (3) determinar las tendencias y perspectivas para Corea del Sur en cuanto a Índice de Desarrollo Humano, Producto Interno Bruto (PIB), PIB per cápita, Precios de consumo, Tipo de cambio, Indicadores de consumo privado, Inversiones en la industria, Ocupados y asalariados, Niveles de desempleo, Empleo por ramas de actividad, Asalariados por tipo de contrato y parados por duración (empleos vulnerables), Índice de precios al consumidor, Índice de precio al productor, Inflación, Gasto público, Balanza de pagos, Inversión extranjera directa, Reservas internacionales, Deuda externa, y Tasas de interés: mercado de dinero y mercados de valores. Los resutados del presente trabajo, segpun los autores, pueden resumirse en lo siguiente (1) Producto Interno Bruto reducido a más de la mitad que en su punto más alto en los 80`s y a la baja, (2) Precios de consumo que pasaron de 20 en los 80´s a 100 en la actualidad y a la alza, (3) Tipo de cambio tres veces más alto que en los 80`s y a la alza, (4) Indicadores de consumo privado en los mismos niveles que los 80’s y seis veces más bajo que en su pico de finales de los 90´s y a la baja, (5) Encuesta de inversiones en la industria al mismo nivel que a principios de los 80´s y tres veces más bajo que en su pico más alto de finales de los 90`s y a la baja, (6) Empleo por ramas de actividad con tendencia a la alza para el sector servicio pero a la baja de la industria y agricultura, (7) Índice de precio al productor creciente y a la alza en sus niveles más altos en treinta años, (8) Gasto público en sus niveles más altos en treinta años y con tendencia a la alza, (9) Inversión extranjera directa en sus niveles más bajos en treinta años, (10) Deuda externa casi triplicada en estos últimos 30 años y con tendencia a la alza, y (11) Tasas de interés estables. De lo anterior los investigadores concluyen que existen fuertes presiones sobre la economìa Coreana que vislumbran un escenario recesivo en cuanto a su economía en el mediano plazo.

En el capítulo titulado “Similitudes y diferencias de los procesos de integración a EUA de la Migración Mexicana y China a Estados Unidos en el siglo XX” Jerjes Aguirre Ochoa, Joel Bonales Valencia, José Cesar Lenin Navarro Chávez y Oscar Hugo Pedraza Rendón hacen referencia a como es que la comunidad estadounidense de origen chino es el mayor grupo étnico dentro de los llamados “americanos” de origen asiático. Comprende el 25.9% de la población de Asiático-Americana. Asimismo, constituye el 1.2% de la población de los Estados Unidos (EUA), incluyendo aquellos con ascendencia china parcial. Por su lado, los mexicanos constituyen la minoría étnica más importante en los EUA, muy por encima de la población de origen africano (American Community Survey, 2009). En este contexto, el presente trabajo busca analizar los diferentes patrones de integración de ambos grupos étnicos a los EUA y determinar la influencia de estos procesos en la relación económica y política entre China y EUA y México y EUA. El trabajo presenta una serie de reflexiones sobre los procesos de integración de ambas etnias a los Estados Unidos y las implicaciones que pueden darse en la relación bilateral entre su país de acogida y de origen. Se presenta un recuento histórico de las migraciones chinas y mexicanas a EUA para a partir del análisis de estos procesos históricos definir la naturaleza de la relación que puede darse entre las comunidades mexicanas y chinas en Estados Unidos y sus países de origen. En su trabajo señalan como es que son los intereses de los migrantes en los EUA y nos los intereses de sus países de origen, los que determinan la actitud que tendrán estas minorías en relación con sus países de origen. Las conclusiones a las que llegan pueden resumirse en que el caso de la diáspora china y mexicana en EUA muestra que la construcción de una identidad étnica en los EUA tiene poca influencia en la conformación de una relación política pero si influye en la relación económica. Particularmente, se plantea que la diáspora china ha tenido influencia en fortalecimiento de la relación económica entre los dos países, situación que no se ha dado en el caso mexicano. Una fluida relación de EUA con China y México puede traducirse en beneficios concretos para las comunidades mexicanas y chinas en ambos países. Estimular la interacción entre ambas comunidades puede generar un interés por establecer nexos en un contexto de oportunidades económicas y culturales. Existe una ventana de oportunidad política, económica y cultural en los procesos de integración de los descendientes de mexicanos y chinos a Estados Unidos. Los resultados del trabajo apuntan a la necesidad de analizar como factor fundamental el peso que tendrán las diásporas chinas y mexicanas en EUA en la relación con sus países de origen.

El trabajo presentado por Juan José Ramírez Bonilla y Francisco Haro Navejas, titulado “Reposicionamiento a través de las negociaciones económicas: Iniciativas asiáticas y americanas”, hace referencia a cómo es que la reorientación de la política exterior estadounidense, anunciada por la Secretaria de Estado Hilary Clinton mediante su ensayo titulado “America’s Pacific Century” (Clinton, 2011), representa una ruptura dentro de la continuidad en la materia seguida por la administración Obama durante sus primeros 34 meses de ejercicio. La autolimitación del gobierno estadounidense para continuar con la intervención militar en Irak y Afganistán es un claro signo de una voluntad política tendiente a relativizar el “combate contra el terrorismo internacional” como eje de una política exterior practicada desde el 11 de septiembre de 2001, no exenta de fricciones y de tensiones con aliados, así como de contrincantes políticos internacionales. En ese marco, con el trabajo que presentan, exploran una de las dimensiones de la relación bilateral evocada de manera oblicua por la señora Clinton en su texto: la competencia entre chinos y estadounidenses en torno a la construcción, en el caso de los primeros, o por la consolidación, en el de los segundos, de alianzas diplomático-comerciales con los gobiernos de los países pertenecientes a Asia del Pacífico; dicho de manera más precisa, a los autores les interesa destacar: Primero, la voluntad del gobierno estadounidense para recuperar el terreno político en la región asiática del Pacifico, perdido como consecuencia tanto de la “guerra” contra el “terrorismo internacional” como de una política comercial a favor de acuerdos de comercio preferencial (ACP) establecidos con gobiernos aliados. Segundo, la influencia de la reorientación de la política exterior estadounidense sobre la dinámica de los procesos de integración en Asia del Pacífico, en general, y, en particular, del acercamiento entre los gobiernos de la República Popular China (China, de aquí en adelante) de la República de Corea (Corea, a partir de ahora) y de Japón. Ytercero, la recuperación de la Trans-Pacific Partnership Initiative (TPP o Trans Pacific Partnership) por la administración Obama, como una respuesta a la consolidación de la presencia del gobierno chino en la región asiática del Pacífico; como contrapunto, consideramos las posibilidades de un ACP entre los gobiernos de China, Japón y Corea como respuesta asiática a las nuevas veleidades diplomático-comerciales estadounidenses. El trabajo presentado concluye sugiriendo que, aún cuando la TPP pueda ser negociada satisfactoriamente en un plazo todavía indefinido, el ACP entre los gobiernos de China, Corea y Japón tan solo es un elemento de un complejo sistema de cooperación intergubernamental que, al consolidarse, influirá radicalmente sobre la configuración de un orden global nuevo, lo cual en el América Latina tiene manifestaciones específicas con las acciones chinas que utilizan las instituciones existentes y en la gestación de nuevos organismos gubernamentales de cooperación internacional.

Por último el apartado titulado “China y México: participación en el mercado estadounidense” y presentado por Carlos Gómez Chiñas y Juan González García señala como es que China es la economía que ha tenido el crecimiento más rápido en el último cuarto de siglo. Desde que se inició el proceso de reformas económicas en 1978 a 2005 ha crecido a una tasa real promedio de 9.5% por año, según estadísticas oficiales. La industria ha sido el principal motor de esta expansión: la producción de bienes manufacturados desde 1990 ha crecido 12% por año. Por su parte, a partir de 1985, la política comercial mexicana ha venido favoreciendo el comercio con el resto del mundo, y en especial con Canadá y Estados Unidos. En un primer momento el objetivo fundamental fue la racionalización de la protección, esto es, el paso de los permisos previos de importación a los aranceles como principal instrumento de protección con el fin de asegurar que los potenciales exportadores tuvieran acceso a sus insumos a precios internacionales. De esta manera aumentaría la competitividad de las exportaciones no petroleras principalmente de manufacturas. Posteriormente, con la idea de mandar señales claras sobre la permanencia de la apertura, México se adhiere al Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT) en 1986. No obstante la importancia de la adhesión al GATT, la característica más relevante de la política comercial en las últimas dos décadas la constituye la negociación y puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Entre 1982 y 2004 se privatizaron sectores importantes de la economía mexicana, se puso en marcha un decidido programa de desregulación y se crearon algunas de las instituciones indispensables para la operación de una economía de mercado. Aun cuando este proceso no ha estado exento de tropiezos y dificultades, y a pesar de que falta mucho por hacer para alcanzar niveles altos y sostenidos de crecimiento, la transformación de la economía mexicana en esas dos décadas ha sido notable. No obstante, después de más de dos décadas de la puesta en práctica de la apertura comercial se puede decir que su éxito ha sido parcial y que los efectos iniciales de algunas de esas medidas ya se han agotado. Así, si bien es cierto que las exportaciones han crecido de manera impresionante también es cierto que las importaciones lo han hecho a un ritmo ligeramente mayor. De manera similar, en este período México fue uno de los países emergentes más atractivos para la inversión extranjera. Sin embargo, esto no se ha reflejado en un mayor crecimiento para la economía en su conjunto y los beneficios se han quedado en el grupo relativamente estrecho de las grandes empresas exportadoras, en su mayoría de capital extranjero. Como resultado del TLC, las exportaciones a Estados Unidos experimentaron un crecimiento sin precedentes lo que llevó a que México fuera el segundo mayor exportador al mercado estadounidense. De manera simultánea, los sucesivos gobiernos mexicanos se han empeñado en firmar más de una decena de acuerdos comerciales que han servido más para diversificar y aumentar las importaciones que para diversificar las exportaciones. Por otra parte, los efectos favorables que se dieron con la firma del NAFTA han tendido a diluirse y México ha perdido competitividad en el mercado estadounidense y ha sido desplazado por China como segundo mayor exportador al mercado estadounidense. Es claro, entonces, que se requiere un replanteamiento de la política comercial de México y más que pensar en firmar acuerdos de libre comercio adicionales hay que formular estrategias para diversificar exportaciones, pasando a líneas de producción con mayor valor agregado pensando más en recuperar el lugar perdido en el mercado estadounidense y menos en conquistar el mercado europeo, esto no significa que no se considere un objetivo importante la diversificación de mercados, sino que ésta, dada la amplia red de acuerdos comerciales de México, será el resultado de la diversificación de exportaciones. Para lograr lo anterior, se requieren de políticas comercial e industrial selectivas. Por todo lo anterior el objetivo que persiguen los autores con el trabajo presentado es realizar una descripción de las principales características del comercio exterior chino, principalmente en la forma que se ha ido posicionando en los mercados internacionales, su impacto sobre la economía mexicana y analizar como los efectos favorables del TLCAN han sido contrarrestados por la competencia de los productos chinos que han ido desplazando no tan paulatinamente a los productos mexicanos.

En la medida que sepamos entender las diferentes, convergentes y divergentes fuerzas que los diferentes actores imprimen a los procesos de integración en la región Asia Pacífico, estaremos en posibilidad de comprender no solo los procesos que han llevado al estado actual de las cosas, sino las tendencias en los mismos junto con las oportunidades y amenazas que invariablemente tienen que ver con procesos como este.


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