Salid de ella pueblo mío
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Introducción
Es un hecho demostrado que en la historia de la humanidad, la sociedad ha desarrollado alrededor de su existencia, una dinámica social que descansa sobre sus creencias, de la misma forma esa historia he evidenciado como es que en muchas ocasiones esas creencias que dieron forma a la dinámica social son pasadas por alto, sea por desconocimiento, infravaloración, e incluso por un redimensionamiento de las mismas.
En la actualidad, refiriéndonos a esa dinámica social, muchas de las cosas que hacemos, pensamos o sentimos tienen su fundamento en creencias cuyas raíces en ocasiones se han perdido en el imaginario colectivo siendo, en la mayoría de los casos, reinterpretadas conforme al desarrollo cognitivo tanto individual como colectivo.
Divorcio, aborto, homosexualidad, adulterio, fornicación, sincretismo, irreligiosidad, e impiedad, forman parte de esa dinámica social a tal grado que es difícil desasociarla de la colectividad. Cada dinámica social puede ser entendida, sentida y vivida de diferentes formas tanto por los individuos como por los grupos sociales.
La Escritura nos previene constantemente sobre esa dinámica social, ya que si no
proviene de Dios, si no es conforme a Su voluntad, si no está de acuerdo a Sus mandamientos,
compromete gravemente nuestra salvación. "No se amolden al mundo actual, sino sean
transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la
voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta" (Romanos 12:2), "En verdad, Dios ha
manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a
rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con
justicia, piedad y dominio propio" (Tito 2:11-
Ante esta realidad, el consejo dado por Pablo a los de Tesalónica de "examinadlo todo; retened lo bueno" (1 Tesalonicenses 5:21) adquiere especial relevancia ya que si bien mucha de esta dinámica social en sus inicios pudo ser claramente identificada con ese sistema contrario a Dios, no conforme a Su voluntad, no de acuerdo a Sus mandamientos, en muchas ocasiones o bien la sociedad les ha impreso de una nueva significancia que confunde al cristiano o bien el mismo cristiano las ha cobijado con argumentos personales de justificación, pero independientemente de ello hay una realidad de esta dinámica social que no cambia y que se refiere a sus orígenes y los detalles, la simbología, la práctica que subyace detrás de lo evidente.
Y son precisamente esos orígenes y los detalles, la simbología y la práctica que subyace detrás de lo evidente lo que nos interesan, no la reinterpretación que de esa dinámica social pueda hacer la sociedad o la significación justificativa que de la misma cada quien pueda hacer.
Cada dinámica social que se exponga se concluirá con seis preguntas: por un lado ¿está en la Biblia?, ¿Jesus y Sus apóstoles lo enseñaron?, ¿la verdadera iglesia de Dios en sus inicios lo observó?, y por otro ¿tiene raíces paganas?, ¿incorpora elementos religiosos paganos?, ¿forma parte de la corriente del mundo?
Conociendo esto, que la lectura de la Sagrada Palabra de Dios nos enseñe, redarguya, corrija e instruya (2 Timoteo 3:16) y que la guía el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios nos guíe a la verdad (Juan 16:13) de la fe que ha sido una vez dada a los santos para siempre (Judas 3).
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